Hace ya casi 10 años, cuando empezábamos ya a ser habituales en nuestras vidas, le escribí esta canción a Ingrid, que ilustra muy bien aquella transición mía entre la soledad que elegí para aquellos tiempos y la tensión que me creaba el no poder evitar enamorarme. En ese lío andaba yo cuando la grabé. Recuerdo que había vuelto un tiempo con mis padres, que había girado el rumbo de mi vida hacia el mundo social y educativo y que justo en ese momento, la casa estaba en obras. Vivimos alquilados un tiempo en otro lugar donde apenas pude llevar mis instrumentos. De modo que la grabé con un cavaquinho (pequeña guitarrita de 4 cuerdas metálicas utilizada en la música brasileña), contrabajo, un organito y el micro del ordenador. recurrí al ostinato del cavaquinho como base sobre la que ir construyendo la canción, por eso siempre está de fondo. En aquella época disfrutábamos mucho escuchándola juntos, cuando aún no teníamos ni idea de lo que queríamos, sobretodo yo. Si pincháis sobre el título de la canción podréis escucharla.
Tantas cenas para recordar
mi sofá ya está en tu casa.
Los mensajes para no borrar
a las tres de la mañana.
Una música
suena
cerca de mi
memoria,
es locura
transitoria
que me
arrastra y que me eleva.
Tantos sueños para compartir,
la ilusión te pone guapa.
Los domingos vuelven a existir
y sus noches son más largas.
Una estrella
me alumbra
si las velas
se me apagan,
es la luz de
tu mirada,
verde fuego,
verde luna.
Anda, dime, no quiero insistir
te delata tu mirada.
¡¿Cómo contra voy a resistir?!
Lo mejor es que no vaya.
Todas las
alarmas suenan,
toda la
razón se calma,
cuando el
corazón se ensancha
es
bienvenida la pena.
Un secreto que me hace feliz,
ten cuidado con mis llagas.
¡¡Para, para, para, que te veo venir!!
¡Sigue, sigue, que me matas!
Una música suena
cerca de tu ventana,
se esconde bajo tu cama
la libertad, la libertad con que sueñas.
Una reina y un pobre de mí
que no aprende nunca nada.
Un payaso con su cicatriz
y una dama que le salva.
Esta música guarda
la esencia de nuestra historia,
cuando más nadie nos oiga
nos pondremos a escucharla.
Un futuro que no tiene fin.